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No quiero aburriros con explicaciones técnicas pero la citada palanca de intermitentes no se podía instalar. Todo apuntaba a que iba a tener que permanecer otro día más en Buenos Aires (otro día más sin contar los dos que llevaba de retraso por los mismos motivos). La ciudad empezaba a agobiarme y ya pensaba que no iba a conseguir salir nunca así que tras darle un par de vueltas al asunto decidí contratar únicamente el seguro, posponer la reparación pendiente para mas adelante (aunque suene extraño los intermitentes no son muy necesarios en Argentina) y salir de la ciudad a lo como sea.
Así que ahí estaba, marcando bajo el obelisco mi Km. 0. Serían las 13:45 PM cuando enfilé la 9 de Julio. Ya os digo que me gusta salir tempranito.
En cuanto me quise dar cuenta había dejado atrás la ciudad. Mis primeras preocupaciones estaban centradas en el coche. Vigilaba constantemente las agujas de temperatura y presión de aceite. Realmente no había mucho más que vigilar. El Falcon iba suave como la seda y poco a poco me fui sintiendo más cómodo.
Con el GPS iba haciendo algunas correcciones respecto a la velocidad marcada por el velocímetro. Paradójicamente la velocidad real era mayor que la indicada por la aguja y así cuando el velocímetro marcaba 80 km/h en realidad iba a 90 km/h. Me pareció extraño porque normalmente suele ser al revés y esto me dio que pensar y me entretuvo los primeros 500 kms. Hasta que llegué a Tres Arroyos.
Tres Arroyos es una agradable ciudad todavía en la provincia de Buenos Aires con ese aire de no pasar nunca nada. Me instalé en un hotelito llamado Hotel Andrea. Nada mas entrar me gustó. Es ese tipo de hoteles donde siempre hay un señor sentado en una silla viendo la tele.
Al inscribirme, el recepcionista me hizo una serie de preguntas a las cuales contesté ambiguamente. Finalmente me hizo una rebaja de ocho pesos en la habitación por viajante. Estuve a punto de preguntarle la diferencia entre viajante y viajero pero me contuve. Ocho pesos son ocho pesos.
Dormí como un angelito. Sobre esto que cada cual piense lo que quiera. Lo de angelito me refiero.
A la mañana siguiente repuse agua y aceite al coche y enfilé la ruta. Por la radio iba escuchando a la Presidenta (http://www.cristina.com.ar/) o CFK como puede verse escrito en algunos diarios. La “Kirchner” vamos. Leía en rueda de prensa un largo listado de calefones (calentadores) y otros electrodomésticos con sus precios, sus cuotas, etc… un nuevo plan del gobierno argentino contra la crisis. Me recordaba a Fidel en sus soporíferos discursos de cinco horas donde iba a los detalles mas elementales. Era bastante aburrido pero era la única emisora que podía escuchar y hacía compañia. Me pregunté si no sería más lógico que el listado lo leyese un ministro o cualquier subsecretario del ramo antes que la Presidenta de la nación pero rápidamente aparte ese pensamiento de mi cabeza por antiperonista.
Conduje doce horas hasta llegar a Puerto Madryn, una ciudad balneario donde todo güiri recala para ver las ballenas. Yo ya las había visto en mi anterior viaje así que para mi era sólo un punto en el recorrido donde hacer noche.
Continuará.
PD: Agradezco los comentarios que tanto en el blog como por mail me estáis haciendo llegar. Perdonad que no os conteste pero apenas tengo tiempo.